Domina tus emociones y dominarás tu cuerpo y vida.
Las emociones, una parte esencial que nos hace humanos, ejercen una profunda influencia en nuestro estado de ánimo, comportamiento y reacciones, y aunque a veces se pasa por alto, tienen un papel determinante en nuestra salud física y mental. Por eso inicio este capítulo con la poderosa frase "Domina tus emociones y dominarás tu cuerpo y vida".
Para comprender esto en toda su amplitud, es necesario adentrarnos en cómo se generan las emociones y su impacto en nuestro bienestar. Los seres humanos generamos, en promedio, 60 mil pensamientos al día, de los cuales un 95% son fugaces, es decir, inconscientes y basados en nuestras experiencias de vida. Desafortunadamente, esta corriente de pensamientos tiende a fluir hacia lo negativo. Esta tendencia tiene sus raíces en la evolución: nuestros ancestros constantemente se enfrentaban a peligros y miedos en su entorno, lo que requería una mayor sensibilidad hacia las experiencias negativas para garantizar la supervivencia.
Cada pensamiento, ya sea consciente o inconsciente, genera actividad eléctrica y química en las neuronas del cerebro, liberando señales eléctricas y neurotransmisores. Si predominan los pensamientos negativos, estamos expuestos a una avalancha de cargas eléctricas que afectan nuestro cuerpo, ya que cada órgano funciona con energía.
El pensamiento es la raíz y fuente de la emoción. Un pensamiento negativo inmediatamente genera una emoción negativa, y viceversa con los pensamientos positivos, que desencadenan emociones positivas. De hecho, el estrés, principal desencadenante de enfermedades, se origina en pensamientos constantemente negativos que alimentan emociones negativas. Cuando tenemos pensamientos negativos, gracias a la carga eléctrica desfavorable, el cerebro libera hormonas como el cortisol—la hormona del estrés— y la adrenalina. Además, disminuye las hormonas que promueven la felicidad, como la serotonina, dopamina y endorfina. Por otro lado, los pensamientos positivos aumentan la oxitocina, la "hormona del amor", y las hormonas de la felicidad.
Un estudio del psicólogo Roy Baumeister y sus colegas en 2001 demostró que las emociones negativas tienen un impacto más fuerte y duradero en la psicología humana que las experiencias positivas. Según el estudio, las personas tienden a dar mayor peso y atención a las experiencias negativas en comparación con las positivas. Esto puede deberse a que las emociones negativas, como el miedo o el dolor, tienen un papel evolutivo importante en la supervivencia, lo que hace que sean más poderosas en términos de influencia psicológica. Es por eso que los psicólogos sugieren que se necesitan al menos tres experiencias o pensamientos positivos para contrarrestar el impacto negativo de una experiencia o pensamiento desfavorable. Este concepto también se aplica en la crianza de los hijos: por cada comentario negativo, se necesitan tres positivos para mantener un equilibrio emocional.
Hay que tener precaución porque en ocasiones, nos vemos atrapados en una red de pensamientos negativos. Uno de ellos llega y, como una cascada, desencadena una serie de pensamientos similares que se suceden sin cesar. Este ciclo de negatividad puede extenderse durante horas e incluso días. Lo preocupante es que este torrente de pensamientos libera cargas eléctricas negativas que impactan en nuestra salud física y mental, y es precisamente esta corriente la que alimenta el estrés.
Resulta curioso cómo parecemos aferrarnos a la negatividad, como si fuera una especie de adicción. Lo más sorprendente es que no son pensamientos conscientes, aquellos que surgirían para buscar soluciones a los problemas. Estos pensamientos negativos son fugaces e inconscientes, como un eco que persiste en nuestra mente sin transformarse en una solución concreta. Por eso, afirmo enfáticamente: "domina tus emociones y dominarás tu cuerpo y vida", pues al dominar tus emociones, estás controlando tus pensamientos.
Para lograrlo, es fundamental ser conscientes de nuestros pensamientos y detectar los negativos para eliminarlos o buscar soluciones. Aunque la mayoría de los pensamientos son en automático, debemos estar alerta para identificarlos cuando nos afecten emocionalmente. Al reconocer, aceptar y trabajar en las emociones negativas, podemos superarlas. Si no, uno vive el día a día dominado por la emoción, perdiendo la capacidad de influir conscientemente en su vida y bienestar.
Existen diversos métodos para abordar las emociones cuando las detectamos, te invito a investigar más a fondo cuáles son. Porque al aprender a dominar nuestras emociones, evitaremos que la hormona del estrés se active en nuestro cuerpo, lo cual mejorará nuestra salud física y nuestro estado de ánimo y felicidad.
Para cambiar nuestro estado de ánimo, un método efectivo es actuar las caras contrarias a las emociones.
Por ejemplo, puedes practicar primero actuando enojado, para ello necesitarás estar consciente y enfocarte en pensamientos negativos; luego, actúa feliz, cultivando pensamientos positivos. También puedes probar a actuar como si estuvieras triste, y después como si estuvieras sonriendo. De esta forma, tendrás la oportunidad de identificar y reconocer ambas emociones en ti. Al practicar esta técnica, te vuelves consciente de los cambios anímicos en tu interior y puedes tomar el control cuando te encuentras enojado, teniendo la oportunidad de cambiar hacia un estado más feliz, ya que puedes actuar esa emoción a través de tus acciones y pensamientos.
Una vez que hayas practicado actuar en ambas emociones, podrás decidir cómo deseas sentirte. Si deseas experimentar la felicidad, actúa como si ya la sintieras; esto estimulará tu mente para liberar químicos asociados con esa emoción y te llevará a sentir esa felicidad de manera genuina. A veces, un simple gesto, como sonreír unos segundos, puede transformar esa sonrisa en una expresión auténtica y plena.
El proceso de actuar las caras contrarias a las emociones te permitirá explorar y comprender mejor tus sentimientos y te brindará herramientas para gestionarlos de manera consciente y positiva.
En conclusión, dominar nuestras emociones es clave para alcanzar una vida plena y saludable. Al estar conscientes de nuestros pensamientos, podemos tomar el control de nuestras emociones y, por ende, de nuestra salud y bienestar. Este proceso genera un impacto positivo tanto en nosotros mismos como en nuestro entorno. La acción consciente de cambiar nuestros estados emocionales nos proporciona el poder de vivir una vida más equilibrada y con un significado más profundo.
Recuerdo una frase que mi padre me dijo cuando era niño y que nunca olvidé:
“Si no actúas como piensas, terminarás pensando como actúas.”
Esta sabia afirmación me lleva a una conclusión: si no somos conscientes de lo que pensamos, perdemos el control de cómo actuamos.
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